Tarsem Singh es el autor de algunas de las piezas audiovisuales que más me han impactado. Como director de videos musicales ha firmado dos de mis favoritos: Sweet Lullaby, de Deep Forest; y Losing my Religion, de REM. Cada uno de sus fotogramas roza la perfección. Como director de publicidad ha realizado cientos de anuncios, pero seguramente el más famoso sea éste. En el año 2000 dirigió su primer largometraje: «La Celda», aquella película en la que Jennifer Lopez entraba en la mente de un asesino psicópata. El argumento era absurdo, pero las escenas oníricas eran impresionantes.
Esta semana, casi de manera clandestina, se ha estrenado su segundo largometraje: «The Fall», ganadora del premio a la mejor película en el Festival de Sitges de 2007, a la que en España se le ha añadido el subtítulo de «El sueño de Alexandria». La acción transcurre en un hospital de Los Angeles, en 1920. Alexandria es una niña de cinco años que, mientras se recupera de una caida en la que se ha roto el brazo, conoce a Roy, un joven especialista de cine gravemente lesionado. Roy comenzará a contarle un cuento fantástico de venganzas, traiciones, princesas raptadas, esclavos liberados, magos y amores imposibles. Pronto descubriremos que lo que parece una fantasía esconde muchas paralelismos con la realidad que les rodea.
Lo más destacable de «The Fall» no es su ligero argumento, con momentos que funcionan y otros bastante irregulares, sino las imágenes que Tarsem ha creado para la gran pantalla. En ellas podemos ver algunos de sus rasgos de estilo: los planos muy abiertos, el uso de paisajes naturales (26 localizaciones en 18 países), las grandes telas al viento, los colores fuertes, el gusto por los pequeños detalles, el vestuario estilizado, los movimientos de cámara sosegados, las resonancias internas entre unos planos y otros… Lástima que tuviéramos que verla en la minipantalla de los Renoir de Plaza de España. Una película así es para verla en la pantalla más grande posible.
Además, los seguidores de «Pushing Daisies» tenemos el placer añadido de ver a Lee Pace, nuestro pastelero favorito, convertido en todo un bandido azul.